viernes, 5 de octubre de 2007

"La ciencia es la única noticia" (21-09-2006)


Si algo puede definir el espíritu de REDES, el programa conducido por Eduard Punset, eso es la Tercera Cultura. Un fenómeno cultural impulsado por científicos y pensadores del mundo empírico que se basan en los desarrollos de la ciencia para explicar qué y quiénes somos. El creador de la expresión Tercera Cultura se llama John Brockman y le hemos entrevistado para conocer la cocina de este pensamiento.


John Brockman es un editor científico cuya carrera ha comenzado en el arte vanguardista de los 60 en Nueva York. Hoy es el editor del sitio Edge, una web que ha cobrado un prestigio muy alto al promover debates de vanguardia entre científicos y pensadores del mundo empírico.

Eva Loste:
¿De dónde surge la expresión Tercera Cultura?

John Brockman:
C.P. Snow escribió su famoso ensayo Las Dos Culturas en 1959 donde hablaba de la gran brecha existente entre la cultura literaria y la científica. Unos años más tarde, revisó el texto e introdujo la idea de una Tercera Cultura que debía nacer del diálogo entre científicos y literatos. El objetivo de dicho diálogo era que los literatos conocieran el mundo de las ciencias para comunicar su contenido al público en general. Pero esto nunca sucedió. De hecho, fueron los científicos quienes comenzaron a escribir sus propios libros y a dirigirse directamente al público. Estos libros no eran como los libros que habían escrito en los años treinta y cuarenta Einstein, Eddington o James Jeans. Eran parte de una conversación.

EL:
¿El hecho de la ciencia fuese cada vez más inaccesible debido a su creciente especialización ha influido en el surgimiento de la Tercera Cultura?

JB:
El mundo de las ciencias es cada vez más complejo y se están produciendo grandes desarrollos en el ámbito de la biología, las neurociencias, la física y la química. Ahora, los científicos colaboran con expertos de otras disciplinas y escriben acerca de ello. Pero no lo pueden hacer en las revistas especializadas, porque éstas se dedican a ámbitos muy concretos. Por ejemplo, si un científico desea escribir sobre neurociencia, inteligencia artificial o biología, su trabajo deberá ser supervisado por un experto en cada uno de estos campos, por eso no es posible escribir simultáneamente sobre todos estos temas en una publicación científica tradicional. Y por esta razón surgieron los libros de los que le estoy hablando.

EL:
¿Hay alguna línea en común entre estos planteamientos?

JB:
La Tercera Cultura está formada por personas del mundo empírico que utilizan las herramientas y los desarrollos de la ciencia para explicar qué y quiénes somos. La ciencia es la única noticia. Hoy en día, tener conocimientos sobre Freud, Marx y el modernismo puede ser suficiente para participar en un festival literario, pero no para ser considerado una persona culta.

EL:
¿Por qué la ciencia es más fuerte en los Estados Unidos que en Europa?

JB:
En parte, es por la migración de científicos europeos a los Estados Unidos en los años treinta y en los años que rodearon la II Guerra mundial. Pero una vez, en Alemania, me preguntaron que debería hacer un científico alemán para formar parte de la Tercera Cultura, y mi respuesta fue que debería pasar 10 o 15 años en Stanford o Harvard. Aunque es cierto que actualmente hay varios científicos en Europa que están escribiendo este tipo de libros, todos ellos, sin excepción, han pasado varios años en Chicago o en el MIT. El problema es que hay una gran diferencia entre la universidad europea y la de Inglaterra o los Estados Unidos. En los Estados Unidos, un estudiante universitario puede hablar tranquilamente con un profesor en igualdad de condiciones pero, en Europa, tienes que haber cumplido los 40 antes de poder hacer una pregunta; y el profesor siempre se lleva el mérito mientras que los estudiantes deben permanecer callados.

EL:
Usted ha partido de las artes para llegar a las ciencias, ¿cómo ha sido ese recorrido?

JB:
Fueron artistas los que me introdujeron al mundo de las ciencias. En 1965, John Cage me solía invitar a las cenas que organizaba una vez por semana para jóvenes artistas y en las que se intercambiaban nuevas ideas. Una noche, sacó un libro de la cartera y me lo dio diciéndome "esto es para ti". El libro era "Cibernética" de Norbert Wiener, un libro que ha marcado toda mi vida desde entonces. Rauschenberg, por su parte, me recomendó que leyera McLuhan, y otros artistas me recomendaron diferentes libros de física. Mientras que los artistas mostraban un gran interés por el mundo de las ciencias, los literatos, los llamados "intelectuales de Nueva York", mostraban una actitud muy arrogante. Lo cierto es que no sabían nada de ciencia y que se sentían orgullosos de ello. Sin embargo, jamás encontrará a un científico que se sienta orgulloso de no haber leído a Shakespeare. Para mí los artistas son los pioneros que toman las ideas de las ciencias y las muestran al público general, desvelando su significado. En términos de cibernética, diríamos que es una relación no lineal entre input y output.

EL:
El sitio web que usted ha creado, Edge, tiene mucho prestigio. ¿Internet contribuye con la difusión de la Tercera Cultura?

JB:
Todo esto empezó antes de que existiera Internet, aunque con Internet ha alcanzado unas dimensiones mucho mayores. Cuando fundé Edge en 1990, el coste de publicar un boletín informativo de ocho páginas y enviarlo a unas 1.000 personas era de 5.000 dólares. Ahora, en Internet, tenemos unos 250 ó 300 mil lectores al mes, y el coste es prácticamente cero, aparte del ancho de banda y el tiempo invertido. Es un público muy numeroso, son muchas persona hablando entre sí y generando una enorme energía.

EL:
Usted tiene una frase que suele repetir con frecuencia: “la ciencia es la única noticia”.

JB:
Yo creo que la ciencia es lo único novedoso que hay hoy en día. Todo lo demás, todo lo que leemos en la prensa y vemos en la televisión, lo de la yihad, los sistemas de defensa, etcétera, es siempre lo mismo. No hay que olvidar que aquí en España, los moros ya luchaban contra los cristianos hace 1.000 años. La lucha por el poder y los asesinatos, todos estos aspectos de la naturaleza humana que hacen que los países se aniquilen entre sí, no son nada nuevo. Sin embargo, la ciencia siempre ofrece algo nuevo. La ciencia es optimista y tiene un efecto sobre todas las personas de este planeta. Actualmente existen grandes aventureros y se están descubriendo millones de genes pero, aún así, Ratzinger y el cardenal Schönborn pretenden que el mundo retroceda al siglo VII en lo que respecta al tema de la evolución. Pero no lo conseguirán, porque la ciencia no va a desaparecer y la gente se dará cuenta de que, con las células madre, pueden curar el cáncer de su tío o el Parkinson de su abuela. La ciencia vencerá a la ignorancia de la teología. Vivimos en un mundo en el que 40 millones de personas mueren a causa del SIDA y los líderes religiosos tienen una parte de culpa. No obstante, las cosas están cambiando.

EL:
Sin embargo, el miedo hoy parece una emoción en alza y puede ser un factor decisivo en las democracias...

JB:
Bueno, nadie votó a favor de la electricidad, ni de los anticonceptivos, ni de Internet, ni de los chats, ni de los viajes, ni de la penicilina, ni de las fotocopiadoras, ni de los móviles, ni del teléfono... Éstas cosas simplemente pasan, y el gobierno no tiene ningún control sobre ellas, y lo único que puede hacer es intentar mantenerse al día. Ahora se está planteando la cuestión de quién gobernará Internet, pero Internet ya tiene diez años y, aunque los gobiernos intenten actuar, siempre irán a la zaga.Opine sobre esta entrevista.

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