viernes, 5 de octubre de 2007

Discriminación de género para investigadoras


La cita es pactada a las dos de la tarde. No es la mejor hora para tres estudiantes que trabajan en lugares y actividades distintas, pero sí es una hora adecuada para una mujer que nos regala media hora del tiempo que dedica a la investigación. Lugar, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), ella, la doctora en antropología social Daniela Traffano, una mujer que despierta nuestra inquietud.

Llegamos a la oficina al norte de la ciudad, sentimos tranquilidad al entrar, atravesamos varios pasillos angostos, repletos de carteles anunciando actividades culturales y académicas.

Al llegar a su oficina, ella nos recibe con una sonrisa, procedemos a presentarnos, Edith, Mónica y Dulce de la Universidad Mesoamericana. Comentamos de manera formal cuál es el motivo de la visita, concertar una cita para realizar una entrevista la próxima semana. Ella sonríe en señal de aprobación.

En 10 minutos empezamos a romper el hielo, y conversamos de distintas temáticas, una de ellas, la discriminación de género en Oaxaca para las investigadoras.

La discriminación consiste en negar a una persona las mismas oportunidades y derechos que los demás poseen, para hacer o disfrutar una cosa, esto pasa en una forma tan natural que los seres humanos pensamos que es normal.

Para Daniela Traffano no existe discriminación de género en Oaxaca, o al menos, hasta el momento no le ha tocado esa amarga experiencia. Señala que lo importante son los proyectos, los criterios académicos existentes, sin embargo, eso no quiere decir que para todas las investigadoras existan las mismas oportunidades.


A pesar de que Daniela Traffano considera que no hay discriminación de género, en el transcurso de la plática le solicitamos que nos enseñara algunas fotos y reconocimientos obtenidos a lo largo de su carrera, a lo que ella respondió “a mí nadie me reconoce nada”, ¿qué quiso decir con esta afirmación? ¿Acaso piensa que su trabajo no es reconocido en comparación con el de sus compañeros investigadores?

Al igual que Daniela Traffano en todo el territorio nacional existen 21.789 investigadores, de los cuales más del 50 por ciento son mujeres, pero sólo 3.268 generan conocimientos en los tres principales centros de estudios del país. El personal femenino dedicado a la investigación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es de 327, mientras que en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) es menor a 305; la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) es la institución académica con mayor participación femenina en el campo de la investigación, con 348 mujeres.

A pesar de que en los últimos años se ha incrementado la participación de las mujeres en el campo de la investigación; hoy en día el número de mujeres que ocupan puestos como investigadoras en México es de aproximadamente un 30 por ciento, según cifras de la ONU.

Actualmente persisten espacios poco abordados por las mujeres, como lo son; ciertos campos temáticos, algunas redes o asociaciones de pertenencia, algunos espacios editoriales y posesión de puestos jerárquicamente altos en las instituciones educativas y en organismos y políticas para el desarrollo de la actividad científica en México. Se destacan como determinantes de la deserción o dificultades para obtener estos logros académicos, dos factores: los prejuicios y la maternidad.

En el siglo XXI las mujeres siguen relegadas en el ámbito científico y tecnológico, no tienen las mismas oportunidades que los varones. Existen ramas y disciplinas que son "priorizadas" por los varones, por lo que a las mujeres les cuesta más trabajo acceder a puestos de responsabilidad y de poder.

Un estudio de la Unión Europea indica que en México ni la UNAM, ni el Instituto Politécnico Nacional (IPN), ni la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), han logrado integrar a las mujeres en forma paritaria en las áreas de investigación.
Como consecuencia de la discriminación hacia el género femenino se ha eliminado durante siglos la posibilidad de aprovechar al 100 por ciento la inteligencia de los países.

Después de abordar este tema y otros más decidimos definir hora y fecha de nuestra próxima visita, ya pactada la cita, nos despedimos, nos damos la mano y empezamos a salir.

Nos despide, salimos y tenemos plática para rato. Comentamos qué nos pareció, que se parece a Mónica, podría ser su mamá, o su tía. Risas. En realidad estamos satisfechas, una persona que se ha dedicado a la investigación tiene gran apertura con los estudiantes.

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